domingo, 13 de mayo de 2012

11/05/2012 || Tras la resurrección, viene la fiesta, y luego la calma



Largo tiempo, no muy motivado por escribir, pero como había guardado en la recámara la Semana Santa contaré un poco cómo se desarrollo esta gran fiesta para los cristianos.
Como es de suponer, gran fiesta religiosa en Etiopía supone un acontecimiento importante. Yo me salté unas cuantas misas y ceremonias pero procuré ir a los eventos más relevantes como el domingo de ramos, el Vía Crucis y la misa de resurrección (esta vez me quedé con los católicos).


El domingo de ramos fue sencillo. Nos reunimos todos fuera de la Iglesia, nos repartieron hojas de palmera y todos entramos a la iglesia. Después de eso supongo que la misa seguiría la estructura del domingo de ramos, pero como no entiendo nada y tras 30 minutos mi cerebro desconecta un poco, nada destacable.


El Vía Crucis sí fue más interesante. Bien de mañana quedamos todos en la puerta de la iglesia, a las 6.30 de la mañana (que se convirtieron en las 7.30 para la hora de salir… esto es así, las cosas van a su ritmo). El cura etíope, vestido de calle (chanclas, chándal y una sudadera tipo universidad americana pero que decía “University of Jerusalem”) dijo unas palabras y supongo que se fue a sus cositas porque no se le volvió a ver… quizá una marcha a la montaña no era su idea de pasar ese día. Después de eso comenzamos la caminata, que no puedo asegurar cuánta distancia fue porque nos parábamos de vez en cuando (aunque más de 6 Km seguro), se narraba una lectura de la Biblia y continuábamos, algo más rápido que una procesión española, pero no muy deprisa (con lo cual llegamos a la montaña 3 horas más tarde). Una vez llegamos a la falda de la montaña se representaron los pasos de Cristo hacia la cruz. La verdad es que fue emotivo, y ver cómo lo viven es muy interesante. La persona que hacía de Jesús incluso llevaba una corona de espinas de verdad, y no creo que fuera agradable… Cuando llegamos a la cima de la montaña se representó la crucifixión (con cuerdas, no con clavos, obviamente). Después de eso volvimos sin demorarnos demasiado pues los niños (y no tan niños) de la zona comenzaron  a estar interesados especialmente por los faranjis y sus dispositivos electrónicos fácilmente vendibles, es decir, que nos querían robar las cámaras de fotos. Como ya pasó algo similar el año pasado, Nieves había tomado medidas al respecto:

-         Volver todos juntos en grupo, en vez de desperdigados. La unión hace la fuerza… pero la desorganización no hace la unión, así que no fuimos “un grupo” como tal;
-        Dio a uno de los gamberretes de la ciudad (que no es mala gente pero siempre está en algún lío y utiliza el mismo lenguaje que los que nos iban a intentar robar… de hecho salió de la cárcel hace nada) que nos acompañara. La verdad que fue un acierto, pues efectivamente, hubo un intento de altercado, varios adolescentes quisieron acceder al grupo y  concretamente a los menos oscuritos. Fue gracioso ver como todos los chavales que venían con nosotros querían protegernos, se ponían delante de ellos para que no pasaran. El expresidiario fue algo rudo y les amenazaba, y de hecho cuando uno de ellos vino con un palo (prefiero no saber con qué intención) directamente se lo quitó de las malos y lo rompió delante de él. Las medidas no fueron muy “cristianas” pero funcionó, y el problema no pasó a otro nivel. Como dato adicional, aquí ir a la cárcel está a la orden del día, no hay que hacer algo muy grave, de hecho la última del gamberrete es que había salido en una foto en una manifestación contra el gobierno y habían dicho que era uno de los organizadores.

Aunque cuando volvíamos a Zway hizo mucho calor (pues estos meses son los más calurosos), la ida se hizo llevadera pues hizo fresco, e incluso llovió un poquito a ratos, aunque no fue igual de agradable para todos, pues quizá yo tenga una capa aislante algo mayor (algunos niños se te ponían cerca para que los abrazaras un poco porque estaban tiritando de frío). Muchos niños participaron en la marcha, algunos de ellos musulmanes, pero el motivo era que a la vuelta repartían pan, y creo que hubieran participado en cualquier tipo de ceremonia con tal de comer algo.
Concretamente, tres de los niños que vinieron con nosotros y que fueron parte del tiempo de mi mano son hermanos (Abubeker, Abduraman, gemelos, y Umar, el mayor) que tienen una historia muy dura vivida para su corta edad, especialmente uno de los gemelos: 

Abubeker, de 9 años (aunque aparenta 6) llegó a la misión con sus tres hermanos mayores y su hermanito gemelo en 2003 (denominado “el año del hambre” para algunos) y  estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte por casi un año. Mientras que su hermano gemelo estaba medianamente bien, a Abubeker le tocó sufrir desde sus primeros años de vida. Puedo asegurar que viendo a los dos no puedes decir que son gemelos, pues Abubeker quizá se acerca más a la típica y triste imagen que tenemos de un niño etíope, extremadamente delgado y un tanto desproporcionado para tener nueve años (cabeza y mandíbula mayor que el tamaño que dice el resto de su cuerpo), y el cabello un poco rubio, síntoma probablemente de anemia.

Después de aquel año la familia se quedó a vivir en Zway porque en el poblado no tenían nada y los niños ya habían entrado en la escuela. Ellos han seguido yendo al colegio y la madre ha trabajado haciendo cestos en la misión, donde recibía algo de dinero por ello y les permitía vivir.

Hace cuatro meses las cosas han vuelto a empeorar, cuando la madre se tuvo que ausentar (no sé muy bien por qué) y el padre decidió que volvían todos al poblado y, una vez allí, puso a los niños a trabajar: los dos pequeños cuidando el ganado en una granja, el mayor espantando pájaros en un huerta vecina y otra hermana sembrando. Hace un mes y medio, las señoras que hacen cestas y que son amigas de la madre le dijeron a Nieves que estos tres niños llevaban tres meses viviendo en la calle… que se habían escapado de casa porque no querían trabajar y que vivían en las alcantarillas de Zway (alcantarilla son los canales que hay a un lado y otro de la carretera). Cuando Nieves se enteró mandó a un amigo de ellos a buscarlos y, por la tarde, ya estaban en la misión, eso sí, en condiciones un tanto decadentes (muy sucios, delgadísimos, con la ropa rota) y con mucha hambre, a juzgar por cómo devoraron el pan que les dio Nieves al llegar. 

Tras mucho vacilar sobre qué hacer, Nieves los envió con su hermana mayor, que ya tiene 18 años (aunque aparenta 13), al ministerio de la mujer (que aquí en Etiopia es también el que se hace cargo de los niños). Allí mandaron buscar al padre, y tras tres días que los niños pasaron en la misión (y durmiendo en casa de una señora que se hizo cargo de ellos), la niña llegó por la tarde diciendo: “Sister Nieves, os esperan en el Ministerio de la Mujer porque yo he dicho que las Salesian Sisters se hacen cargo de nosotros”. Fueron, y allí estaba el padre de los niños, el jefe del poblado y Radia (la hermana) con sus tres hermanos.

La conclusión a la que se ha llegado ha sido: Asuntos de la Mujer se encarga de la tutoría legal, Radia, como es mayor de edad, de sus hermanos, y las hermanas del resto (casa, comida, vestido, escuela, material escolar…). Una señora de confianza ha aceptado tenerlos en su casa, así que los niños se pusieron más contentos que unas castañuelas sabiendo que por fin alguien se hace cargo de ellos, y que podían volver la escuela (no tengo muy claro si por ver a sus amigos o estudiar, pero están contentos) … 

Estos niños, los dos pequeños, venían al Vía Crucis descalzos, porque no querían estropear los zapatos que les habían dado (lo usan junto con el uniforme para clase, y el resto del tiempo con su ropa de batalla, jeje).


La parte triste es que esta historia tan dramática no es un hecho aislado, y tampoco todas las historias tienen final más o menos feliz. Sin ir más lejos otro de los niños, muy tranquilo, resultaba ser el sobrino del gamberrete. Su padre lo había abandonado de pequeño, y su madre no sé muy bien por qué tampoco le tenía demasiado aprecio, así que lo cuidaban su abuela, sus tíos, etc. Por lo visto un hombre, que su madre decía que era su padre, pero que no lo era, vino un día para llevárselo, probablemente para ponerlo a trabajar y sacar dinero, y entonces el gamberrete apareció con un cuchillo y dijo que no se lo llevaban… vamos, cada historia es un culebrón, pero luego que el tío va a la cárcel… no me extraña, con estas situaciones tan al límite.


Parte de esta historias las he tomado de las noticias que manda Nieves a los amigos y colaboradores de la misión, y parte de lo que me cuenta, pero creo que es bueno que se conozcan estas cosas, pues no es hambre todo el problema, ni comida la solución, y las hermanas realmente hacen un gran esfuerzo cada día y su dedicación a largo plazo es increíble.


Respecto al Via Crucis adjunto documentos multimedia, para quien le pueda interesar...


- Cánticos de la procesión:
   Grabación Via Crucis 1
   Grabación Via Crucis 2
   Grabación Via Crucis 3
   Grabación Via Crucis 4
   Grabación Via Crucis 5
   Grabación Via Crucis 6
   Grabación Via Crucis 7
   Grabación Via Crucis 8


- Algunas imágenes:
  Imágenes del Via Crucis


Tras la marcha del Vía Crucis, salto directamente a la misa de resurrección, que fue bonita al principio, pues fue a las 10 de la noche, todo a oscuras, e hicieron una hoguera enorme, y de ahí encendieron el cirio pascual. Después nos dieron las velas como las que vi en Gabriel en la fiesta ortodoxa (cuerda con cera) y todos las encendimos, pasando el fuego de unos a otros, y entramos en la iglesia. La verdad es que se creó un ambiente muy “espiritual” con la iglesia a oscuras sólo iluminado por las velas… después de eso y ver las diferentes formas cómo la gente intenta aguantar esas velas hasta el último momento sin quemarse, el resto de la misa fue… eminentemente larga. Tropecientas lecturas que se hicieron más largas pues sigo sin entender nada (sólo las palabras Dios y Jesucristo, que se repiten mucho) y porque a esas horas estaba que me caía de sueño (y objetivamente duró tres horas). Al final cuando yo me iba, casi sin ver, a la cama, todo el mundo estaba en su momento pletórico y activo, con el esplendor de Jesucristo resucitado, y cuando me quise dar cuenta estaba en casa de las hermanas que habían preparado una fiestecilla para celebrar, con dulces y bizcochos, en los que estábamos las hermanas, las chicas que vienen a probar si quieren ser monjas, y los voluntarios. Esto, unido a la comida del día siguiente, y la alegría de toda la gente que mandaba mensajes felicitando por el renacimiento de Cristo (… a las 4.30 de la mañana, que según ellos es cuando pone en la Biblia que ocurrió) me demostró dos cosas:

-         que ésta es la fiesta más grande para ellos;
-      si realmente pone en la Biblia a la hora a la que resucitó Cristo, realmente es un gran trabajo de documentación.

Como esta vez me quedé con los católicos no tengo experiencia con los ortodoxos, pero me consta que van a la iglesia hasta altas horas de la noche y hacen muchas reverencias, que a veces hasta tienen agujetas después. En zonas donde la religión ortodoxa es más estricta hacen tantas que a veces tienen que empezar unos días antes para ir acostumbrando el cuerpo. Hay que decir que esto además se realiza al final de unos 50 días de ayuno, así que supongo que supondrá doble esfuerzo. En palabras de los ortodoxos que conozco están deseando que llegue ese día pues se sienten muy alegres por hacerlo, alegres por terminar porque supone la celebración de la resurrección, y porque al finalizar terminan el ayuno y generalmente comen con su familia copiosamente… de hecho ese domingo una amiga ortodoxa me invitó a su casa y parte de la familia vino a visitarlos y por supuesto, siempre que alguien es invitado se le ofrece comida: injera con los diferentes guisos y en concreto con Doro wat, que como ya dije es pollo con una salsa picante y es la comida de fiesta (como nota al respecto, el pollo que normalmente es caro puede multiplicar su precio unas seis veces… como si compras marisco en Navidades en España, pero en proporción más caro).


Tras la euforia religiosa varios días de calma y rutina han llegado en los que confirmo que oficialmente soy una oveja descarriada:

-         Uno de los profesores del College me preguntó que si había leído la Biblia… y cuando le dije que algo pero que no me acordaba mucho me dijo que debería leerla mañana, tarde y noche (cada seis horas) para alimentar el alma, no sólo el cuerpo. Quizá no fui muy sutil, pues nunca ha sido mi fuerte, pero le dije que es cierto que querría leer muchos libros y que no saco tiempo, pero que la Biblia no era una de mis prioridades. Como lo digo con una sonrisa de oreja a oreja y creo que ya tienen asumido que soy un hereje la verdad es que no les sorprende y hasta ellos se rien;
-     Ya hace tiempo que deje de ir a misa (de nuevo) de manera regular, y he dejado de santiguarme en las comidas porque ya me parecía un tanto excesivo considerando que para mí ya no tiene significado. Ante este hecho insólito ya he recibido preguntas de si soy católico (por parte de monjas que no son de esta misión y que son curiosas a rabiar, por lo visto), a lo que muy amablemente he explicado que no soy practicante.

En Zway ya lo tienen asumido, y la verdad es que no me presionan nunca para hacer nada, pero ha de ser así… yo no he venido aquí por las hermanas, ni por la Iglesia, he venido porque creo que estos chicos pueden hacer mucho y pueden cambiar sus vidas, la de su familia y la sociedad en la que viven en general. He venido por ellos y sigo porque estoy convencido de que este proyecto de educación puede funcionar.