miércoles, 28 de marzo de 2012

Ida y vuelta al "desarrollo"


Ración doble, pero en dos partes para que se pueda sobrellevar mejor

14/03/2012 (Ida al "desarrollo")


Mucho tiempo sin escribir debido a diferentes motivos: en primer lugar los exámenes de fin de semestre, y en segundo lugar mi repentino viaje a España.


Tras la última entrada vinieron los exámenes lo que supuso mucho trabajo y por tanto muy poco tiempo para reflexionar y menos aún para escribir. Aún atareado, recibía esta etapa con ilusión, la primera gran prueba de los chicos (aunque ya habían hecho más exámenes, este parecía el primero oficial… me acuerdo de mis primeros exámenes en la Universidad, qué nervios, y qué catastróficos resultados… por una parte quisiera olvidarlos), tengo gran interés en saber cuál será el resultado y si las ultimas clases y consejos han servido de algo. 

Los consejos iban orientados principalmente a cómo estudiar, que no es que yo sea el rey del mambo, pero tras muuuuchos años estudiando creo que alguna que otra idea les puedo aportar. Aquí todos estudian de la misma manera, da igual qué asignatura sea o cómo sea el examen, se dedican a copiar y transcribir lo que pone el profesor, y leer una y otra vez hasta que se saben de memoria cada palabra, incluso sin entender en absoluto lo que están leyendo. Aunque creo que esto no es exclusivo de aquí, sí es cierto que aquí está mucho más extendido.
Tras el primer examen (práctico y con la tensión de saber que en cualquier momento se puede ir la luz y con ello parte del trabajo de los estudiantes) estaba agotado pero terminó de minar mi ánimo la repentina noticia de que un familiar muy cercano a mí había fallecido tras llevar unos días en el hospital. Ante una noticia así siempre te sientes impotente, pero el hecho de estar tan lejos y saber que aunque quieras no puedes llegar a estar con tus seres queridos en varias horas te hace sentirte aún más triste y más al margen de lo que antes era tu entorno. Afortunadamente para mí sor Nieves estaba ahí y, aparte de consolarme en esos momentos, consiguió gestionarme un billete para España en el siguiente vuelo, lo que me ha permitido estar con los míos tras 18 horas de viaje. Siempre estaré agradecido por ello.

Esta vuelta ha sido extraña. En primer lugar no me he sentido tan fuera de lugar como yo pensaba, probablemente porque no llevo tanto tiempo en Etiopía como para haber olvidado lo que era España, y supongo que ayudará el hecho de que tras varios cambios de ambiente y país en los últimos tiempos ya me he acostumbrado a que cada sitio está acompañado de unas circunstancias, unas costumbres, un tipo de gente… y ya todo me parece normal siempre y cuando esté en el contexto que le corresponde.


La vuelta también supuso enfrentarme a la muerte de mi abuela. Ha sido duro, obviamente, pero quizá el haber estado distanciado, el haber estado asumiéndolo durante todo el viaje, o el no haber estado los últimos días con ella, o el que soy más mayor que cuando ocurrió lo mismo con mi abuelo, o que ahora veo la muerte como algo más natural y parte de la vida sobre todo aquí que es algo más habitual, o quizá pensar que mi abuela decidió descansar porque ya estaba un poco harta de luchar… el caso es que me ha dado muchísima pena, pero lo he encajado mejor de lo que esperaba. No dejo de pensar en momentos que pasé con ella en diferentes momentos de mi vida, pues siempre fuimos muy cercanos, siempre me apoyó… si hasta hacíamos los exámenes juntos (ella poniendo velas y yo estudiando, jeje)… y siento mucha nostalgia… es extraño, y aunque a veces se me salta alguna lágrima, en general esbozo una sonrisa cuando pienso en ella…

… Sé que cuando decidí irme a Etiopía ella estaba preocupada y un poco triste porque no me iba a ver en mucho tiempo (quizá ella ya pensaba que no me iba a ver más) pero se sentía muy contenta y muy orgullosa de mí por lo que estaba haciendo (sobre todo teniendo en cuenta que ella estaba convencida que iba a ayudar a cuidar a niños y ancianos, que es lo que ella entendía por ir de voluntario a África). Sin lugar a dudas haber estado en España no hubiera cambiado las cosas, y me consuela saber que ella no me reprochaba el no haber estado con ella. Mi familia también lo entiende, y volveré a Zway para terminar mi labor al menos este curso y, aunque no creo en el cielo, en el más allá o como se quiera llamar, sé que ella estará conmigo en mi mente y me sentiré más acompañado que nunca.


… Y cómo son las casualidades, conforme termino de escribir estas líneas en el tren de vuelta a Valladolid tras pasar unos días con mi hermana, recibo una llamada desde el móvil de mi abuela…




23/03/2012 (Vuelta del "desarrollo")

Hoy escribo desde el aeropuerto de El Cairo y en el vuelo camino a Etiopía, haciendo balance de mi visita a España (la presión de ciertas amistades ha hecho que escriba ahora y no lo deje para más tarde).


Al volver a lo que para mí era el mundo real y lo que ahora llamo el desarrollo entre comillas (o simplemente “desarrollo”) no he percibido un enorme cambio en mi vida, sin embargo sí he tenido algunas impresiones ligeramente distintas a antes de irme.


Para empezar, nada más llegar a España, aún en el avión, no pude evitar comparar la vista de pájaro de ambos países: allí (en Etiopía, o en países en desarrollo), se puede observar una gran extensión natural, sea desierto, montaña, ríos, etc. y en algunos puntos concretos zonas parceladas, ciudades, carreteras… modificado por el hombre. Al ver España, aunque más verdecito (incluso con la sequía que se está viviendo) lo que me resultó más curioso fue que todo estaba distribuido, todo racionado, todo cultivado o edificado, y sólo unas pocas zonas eran espacios naturales. Esto como siempre genera pensamientos contrarios como “¡qué bien organizadito lo tenemos todo!” y al mismo tiempo “¡modificamos todo a nuestro antojo y en qué punto nos estamos cargando el planeta!”… es el precio que pagamos por desarrollarnos más como sociedad que como “animales” del planeta.


Otro detalle curioso fue la sensación de que el consumismo me invadía cuando pensé que no me afectaba tanto. Me explico: nunca he sido de comprar muchas cosas, por ejemplo, la tecnología me interesa pero no hasta el punto de comprar productos muy caros que realmente no necesito. El tema es que al llegar de Etiopía empecé a ver smartphones, ordenadores, televisores de alta tecnología, etc. (que por cierto en cuatro meses no habían cambiado tanto) y si bien antes directamente era inmune y me daba igual no tenerlos, ahora empezaba a tener ganas de probarlos, de tocarlos y en consecuencia de comprarlos… afortunadamente para mi economía, la sensación se me pasó en unos días.


Otro pensamiento interesante que ha surgido de este viaje ha sido el darme cuenta de lo ciegos que estamos todos, lo ignorantes que somos y lo felices que vivimos pensando que nos encontramos en un país desarrollado en el que tenemos cultura y por tanto conocemos muchas cosas y por ejemplo, no nos vamos a intoxicar bebiendo agua de un barril de gasolina como los niños que comenté en el ultimo post hace ya más de un mes… ¡siempre se ve la paja en el ojo ajeno!.

Estuve con mi hermana en un seminario titulado “Exposición a compuestos tóxicos (pseudo) persistentes como determinante de salud” presentado por el Director de la Investigación en el que estaba basado (Nicolás Olea). Resumiendo, la charla venía a decir que estamos expuestos a sustancias químicas diariamente en alimentos, productos cosméticos, ropa… (nada nuevo por ahora) y que algunos de ellos son persistentes y se transmiten incluso de la madre al feto, y otros no persistentes pero como todos los días estamos en contacto con ellos se encuentran en nuestro organismo de manera continua. La exposición a estos productos se ha relacionado con efectos adversos en la salud como diabetes, cáncer, enfermedades del sistema inmunológico y endocrino, desordenes reproductivos (que nos estamos quedando estériles es un hecho), y un largo etc. Con esto no me descubrieron el mundo pues creo que es algo sabido por casi todos, pero sí es verdad que al decirlo todo junto ya empecé a darle más vueltas, y al ofrecer datos tan concretos como que la dieta “sana” que pueda tener un niño en un día puede hacer que consuma unos 200 productos químicos, que se supone que individualmente están testados y no afectan a los humanos en pequeñas dosis, pero que no se conoce su efecto cuando interaccionan todos  juntos… me entró un mal rollo que me dije “somos los niños que beben agua del bidón de gasolina”. 

¡Qué bonita es la ignorancia!

Desde luego según está construida nuestra sociedad no podemos dejar de utilizar y consumir todos los productos, no hay tanta oferta de productos ecológicos, no tenemos terrenitos para poder sustentarnos evitando los pesticidas y plaguicidas químicos, y no podemos vestir con hojas de árbol, pero desde luego cada vez estoy más convencido de que quiero hacer todo lo posible por meterme menos mierda para el cuerpo, utilizar productos lo más naturales posibles, y a Dios pongo por testigo que pagaré más por productos realmente ecológicos (a no ser que esté debajo del puente y no me lo pueda permitir) o que me pondré un huerto en la terraza de casa e intentaré hacer jabón natural, como mi amigo Álvaro (por lo pronto ya soy un fan del alumbre de roca como desodorante y desinfectante de la piel en general :-)). Por supuesto también me sentiré más identificado y más cercano a la gente de Etiopía, que aunque en principio tengan menos educación formal, no son más ignorantes de lo que somos el resto en los países desarrollados - todos somos engañados por lo que nos presentan desde arriba como algo bonito y seguro. 
 
También me gustaría comentar que en el seminario participó una chica que padecía sensibilidad química múltiple e indicó cómo se van a distribuir plaguicidas en ciertas zonas de la ciudad de Elche que a este tipo de enfermos les afecta directamente y mucho, pero que en realidad nos afecta a todos, incluidos los niños que juegan en esos parques tan poco plagados de insectos pero ampliamente plagados de químicos. 

Como apunte, no sé concretamente en este caso de los palmerales de Elche, pero se dijo que hay normas europeas que obligan a utilizar productos biológicos para este tipo de situaciones y por lo visto no se están cumpliendo… habrá que ir revisando estas cosillas. Por supuesto, con la siempre presente crisis gastarse más dinero para evitar los plaguicidas químicos no será una prioridad; que traducido podría ser: utilizar productos biológicos, pues los químicos han demostrado ser nocivos para los seres humanos, no será una prioridad. No voy a comentar más al respecto.


Otro hecho que se ha repetido a lo largo de estos días por mi tierra ha sido las preguntas de cómo está todo por allí (lo cual me parece lógico que se intente conocer de primera mano cómo es esto), pero luego también añadido el “pobrecitos que se mueren de hambre”… esa visión que muchos tenemos en parte fruto de las noticias que se conocen de estos países.
Sólo se oye algo de Etiopía, Somalia, Kenia, etc cuando hay hambrunas y guerras, y obviamente, lo que se queda es esa imagen de país desolado y en continua agonía. Si bien esa situación ha sido cierta en algún momento de la historia de Etiopía no es la situación habitual y lo que refleja el pueblo etíope son ganas de seguir adelante y levantar el país (aunque a veces sea el gobierno el que pone más trabas). 

En parte, lo que quiero destacar con esto es que sentimos un proteccionismo hacia esos “pobres niños que se mueren de hambre y están llenos de moscas” (lo de las moscas es muy cierto, que casi se te meten en la boca y en los ojos y aunque las espantes vuelven como si no fuera con ellas). Este sentimiento es normal, y no creo que sea malo, pero también padecemos una amnesia posterior (y me incluyo a mí, que he llegado y en parte he vuelto a España como si no hubiera estado aquí y todo hubiera sido un sueño) y nos olvidamos de lo que vemos. Cuántas veces habremos oído a gente que pone el grito en el cielo por lo mal que se siente por las calamidades que sufren en África, o las consecuencias de la guerra, o lo mal que lo pasan los pobres en nuestro país, o lo solos que se sientes algunos ancianos… pero luego a los cinco minutos es como si todo hubiera sido parte de una representación teatral y nada hubiera pasado. ¿Realmente lo sienten tanto cuando al final no hacen nada? Puedo entender que no todo el mundo tiene la misma capacidad de trabajo o colaboración, pero hay algunas de estas personas que ni siquiera hacen nada porque su entorno esté bien, y eso sí está en la mano de cada uno (intentar hacer feliz a tu familia, o a tus amigos, mejorar la relación con tus vecinos, etc). 

Yo quizá soy o era un poco así… cuántas veces me sorprendo a mí mismo de cuán empático puedo ser con algunas personas o algunas situaciones y otras veces me asusto de cuán insensible puedo llegar a ser. Pero aunque yo soy el que lo dice y me “fustigo” en este blog por ello, quizá la mayoría somos así; ya no somos capaces de sentir algo ante ciertas catástrofes o situaciones y lo que es peor, no somos capaces de reaccionar ante ellas, vemos muertes en las noticias y es como si estuvieras viendo una de esas series que durante los anuncios olvidas el argumento. 

Espero que esta experiencia me ayude a cambiar un poco eso y hacer algo, sea lejos, o sea a mi alrededor, pero no dejar que esto sea una vivencia pasajera y se convierta en una filosofía de vida, quiero ser menos de “pobrecitos” y más de “si ayudamos un poquito podrán ser independientes y no necesitarán de nuestra ayuda continuamente”.

Lo que también quiero resaltar es que aunque la mayoría de la gente me dice, “es que eres muy valiente para ir allí”, “es que hay que valer para hacerlo”… yo digo que prácticamente cualquiera puede venir a ayudar, y no hay que ser un aventurero (que os aseguro que yo no lo soy) sino decidido, y no hace falta ser médico o enfermera para ser útil aquí, todo el mundo puede aportar su granito de arena si viene con ilusión y da lo mejor de sí mismo, y ya se encargará la gente de aquí de aprovechar el conocimiento y la simpatía de cada voluntario. Y también es cierto que no hace falta venir aquí para ser voluntario (hay pobres, inmigrantes, ancianos, niños en situaciones conflictivas… que pueden necesitar tu ayuda), ni hace falta ser voluntario para mejorar nuestro entorno y nuestra sociedad, simplemente intentar ser consecuente con lo que decimos y ser respetuosos… me acuerdo de las personas que conozco y son padres, y están haciendo mucho por la sociedad educando en el respeto a sus hijos, pues ya se encargarán ellos de manifestar y contagiar ese respeto.


Como último comentario (que ya me estoy extendiendo un poquito), decir que también he aprovechado este viaje para estar con mi familia y con mis amigos a los que echo tanto de menos. Cómo me hubiera gustado estar en las escapadas que hacéis, o poder visitar también a los que estáis viviendo fuera de España.

Otra cosa que he echado de menos tras más de 3 meses en Zway ha sido cierta dosis de estimulación cultural. No es que yo fuera el típico bohemio que va de un museo a otro o hace opiniones controvertidas sobre obras abstractas (que por otra parte no tengo ni idea de arte), pero me había acostumbrado a ir a alguna exposición, alguna obra de teatro, o concierto, u ópera… y el hecho de no tenerlo me ha hecho desearlo más (luego he estado en España y no lo he aprovechado tanto como querría). Creo que en esta segunda etapa en Etiopía, intentaré ir a Addis de vez en cuando y ver si allí hay algún evento al que pueda ir y decir mientras me acaricio ligeramente la barbilla “¡efectivamente, que interesante!”, y parecer que entiendo más de lo que realmente comprendo sobre arte, música o lo que sea que allí se presente, jeje.


Para finalizar resumiré esta entrada en el blog con una pequeña moraleja: “No importa dónde estés o lo que hagas, siempre quieres lo que no tienes, y en general ignoras lo que no te cuentan”.